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9 octubre, 2018
Cómo me convertí en una líder libre, justa y digna
  • Posted By : Administrador Axius/
  • 2 comments /
  • Under : Calidad de vida , Inspiración

Siempre he sido una persona que busca ayuda de expertos cuando sé que sola no lo podré resolver. Y creo que mi decisión de trabajar en consultoría va en línea con esa idea de que en algún momento todos necesitaremos que alguien nos guíe y me da mucha satisfacción ser yo quien ayude a otros.

En mi caso particular, el psicoanálisis me ayudó a conocer mi inconsciente y resolver situaciones en una etapa de cambios y retos constantes; el coaching me impulsó a establecer y cumplir objetivos profesionales puntuales; pero fue Liderazgo Basado en Virtudes, metodología creada por nuestro socio José Luis Quintero, la que realmente me movió el piso, al mostrarme de forma contundente de qué estoy hecha y por qué siempre reacciono y actúo igual frente a los retos que me plantea la vida.

Liderazgo Basado en Virtudes pasó a formar parte de los servicios de Axius hace 3 años. Es un método práctico que entre otras cosas permite identificar nuestro perfil de virtudes, para así enfocarnos en trabajar aquellas que por no tener desarrolladas nos generan emociones negativas y frenan nuestro crecimiento. También nos permite descubrir nuestro propósito de vida, pero en este artículo quiero centrarme en el impacto que tiene para los líderes el desarrollar su virtudes, porque sólo así serán capaces de cumplir su propósito.

Todos los que nos hemos enfrentado al reto de promover el crecimiento de otras personas hacemos lo que consideramos más conveniente de acuerdo a nuestra experiencia y forma de hacer las cosas. Yo, por ejemplo, terminaba siempre haciendo el trabajo de otros porque era más eficiente que sentarme a darles feedback; o limitaba mis días de vacaciones porque sentía que mi equipo no lo vería bien; o me costaba muchísimo mantenerme firme con los clientes a la hora de negociar por miedo a perder el proyecto. En fin, siempre actué obedeciendo a emociones negativas o buscando cumplir expectativas mías y de otros, pensando que ese era el deber ser.

Estas situaciones no son más que el reflejo de virtudes que demandaban ser trabajadas. Denotan falta de justicia, libertad y dignidad. Una vez que identifiqué estas carencias, me enfoqué en desarrollarlas con tareas que ofrece el método y comencé a ver los resultados en muy poco tiempo:

  • Hacer una pausa para dar feedback y entrenar a mi equipo para que realicen el trabajo que les corresponde me permitió ganar más tiempo para mí y el equipo desarrolló más habilidades.
  • Preguntarme siempre qué realmente quiero hacer (y hacerlo) me permitió desarrollar mi libertad. Con el tiempo he logrado contagiarlo al equipo, que hasta hace nada no se atrevían a tomar un día de home office.
  • Dedicarme a mí, regalándome cosas y tiempo para hacer lo que me gusta, me ayudó a valorarme más y como resultado, otros comenzaron a darle un mayor valor a mi trabajo.

Ser líder y manejar equipos no es nada fácil. Poder inspirar a otros requiere de mucha claridad en el porqué de lo que hacemos. A esto es lo que llamamos propósito y descubrirlo implica conocer y aceptar nuestras carencias, y un compromiso por trabajarlas toda la vida.

Yo en estos 3 años entendí que aplicar las virtudes para mejorar mi vida y la de otras personas, es lo que me permitirá dejar una huella en el mundo, sea cual sea el tamaño.


28 agosto, 2018
¿La autoexplotación es el camino a la realización?
  • Posted By : Administrador Axius/
  • 0 comments /
  • Under : Calidad de vida , Inspiración

Si bien la vida adulta trae consigo un montón de responsabilidades y exigencias, intento enfocar mucha de mi energía diaria en cosas que me ayuden a ser cada vez mejor. Ya sea leer un libro o aprender algo nuevo, creo que toda formación debe ser integral. El problema está cuando, por llevarlo muy lejos, se vuelve contraproducente.

Hace un tiempo estaba platicando con un amigo de la universidad y salió el tema de cómo muy pocas veces nos damos la oportunidad de despejar nuestra mente y distraernos, sin cargarnos con el peso de pensar qué es lo que estamos haciendo para nuestro futuro.

Él es una persona a la que siempre he admirado porque está en constante movimiento, con diversos proyectos en puerta, pero me di cuenta que tanto él como yo vamos por la vida con una constante insatisfacción. Siempre estamos cansados y nada parece ser suficiente.

Entre una cosa y otra, asoció nuestra plática a un libro: La sociedad del cansancio de Byung-Chul Han. Muchas de las referencias que hizo me causaron curiosidad y sentí una urgencia tremenda por leerlo. Lo conseguí tan pronto pude y quedé impactada al entender que no solo mi amigo y yo estábamos pasando por este conflicto.

Se trata de un conjunto de enfermedades neuronales que resultan en un agotamiento constante debido a la «autoexplotación». El autor explica que vivimos en la época de la “sociedad de rendimiento”, que no es otra cosa más que la sociedad en la que viven los individuos que están saturados de sí mismos, que pueden llegar a trabajar jornadas exhaustivas para cumplir con las autoexigencias que se imponen.

Es la sociedad en la que el momento de aburrimiento y reflexión escasean.

Este libro me ha hecho analizar el peso que le damos al rendimiento cuando pensamos en “éxito” y en cómo esto puede afectarnos de maneras que pocas veces reconocemos. “No ‘poder-poder-más’ conduce a un destructivo reproche de sí mismo y a la autoagresión”1.

El momento de mi vida que más relaciono con esa “autoexplotación” fue mi último año en la universidad. Estudiaba, trabajaba en un despacho tiempo completo diseñando “stands” y al salir, hacía el servicio social. Resistí, pero nunca lo disfruté porque corría de un lado al otro.

Siempre debemos creer que podemos, pero no bajo condiciones que vayan en contra de nuestra felicidad.

Nos ponemos demasiada presión sobre los hombros, porque nos enseñaron que esa es la manera correcta de hacer las cosas. El esfuerzo desmedido parece ser la única forma posible de asumir la adultez con responsabilidad. Sin embargo, estamos quemándonos al punto del agotamiento.

Estoy convencida que no es la mejor manera de asumir ningún reto. Todos tenemos un proceso único y no existe fecha de caducidad o tiempo ideal para poder lograr la mejor versión de ti, así que podemos trabajar en nosotros cada día y disfrutarlo también.

Fer Maya
Consultora

1 Extractos de La Sociedad del Cansancio (Byung-Chul Han, 2010).


4 junio, 2018
Millennials vs la Vida Real
  • Posted By : Administrador Axius/
  • 0 comments /
  • Under : Calidad de vida , Millennials

Aun no cumplo 30 y ya he tenido un par de crisis existenciales (y sé que mis amigos cercanos y no tan cercanos también). Se lo atribuyo a mi generación, LOS MILLENNIALS, este mítico grupo de personas nacidas entre los 80s y 90s. Seres digitales, idealistas, soñadores, un poco inmaduros, impacientes y con grandes expectativas.

Haciendo una reflexión, pienso que mis padres a mi edad ya tenían un matrimonio estable, departamento propio y dos hijos (toda una familia tradicional); mientras que yo entre mis pertenencias relevantes puedo decir que tengo Netflix y Spotify Premium. Claramente vivimos en tiempos distintos, a diferencia de la generación pasada, los Millennials nos cuestionamos cosas qué tal vez ellos no, como: ¿mi trabajo me hace feliz? ¿qué quiero en la vida, más allá del dinero?, ¿mis acciones tienen un impacto positivo en el mundo?. Para nosotros está socialmente aceptado ir más lento en cuestión de “responsabilidades”, que nos atrevamos, que emprendamos y que soñemos en grande; a diferencia de los BABY BOOMERS (mis padres) a quienes les toco vivir en grandes crisis y devaluaciones, donde términos como Inflación y Deuda externa les parecen muy comunes. Para ellos el trabajo es su modo de ser y de vivir, y aunque tal vez no amen lo que hacen, eso puede pasar a segundo plano mientras tengan una vida estable, ahorros, un patrimonio y un plan de vida a largo plazo.

En teoría todo suena muy bien para nosotros los Millennials. Siendo una generación con características tan únicas y espíritu libre pero, por lo menos en este país (México) y en gran parte de Latinoamérica, estamos atascados en una situación donde en ocasiones pareciera que las empresas no están tan “alineadas” con nuestra forma de pensar y vivir. Queremos libertad, la cual se traduce en calidad de vida, nos gusta ser incluidos en la toma de decisiones y saber que estamos aportando un valor agregado con nuestro trabajo, buscamos líderes que nos guíen más que jefes que nos impongan; por eso casi el 80% de los Millennials que trabajan actualmente para una empresa, considera trabajar como freelance en búsqueda de mejores ingresos, flexibilidad y balance de vida. Son este tipo de beneficios los que dictan cifras como que el 43% planea cambiar de trabajo en menos de dos años*.

 

Pero…¿qué hacer?, ¿cómo llenar nuestras expectativas y ser felices en lo que parece un gran choque de ideologías generacionales?

Lamentablemente no tengo la respuesta, pero si te puedo compartir algunos consejos que me han ayudado en mi travesía laboral de 7 años:

  • Busca la empresa “correcta” para ti, la que se sienta bien, la que se alineé a tus valores. SÍ EXISTE, solo hay que abrir bien los ojos y buscar, por ejemplo: cuando vayas a aplicar revisa su propuesta de valor como marca empleadora, si forman parte de algún ranking de mejores empresas, si su propósito va en línea con el tuyo, etc.
  • Nosotros somos las empresas, podemos mejorarlas desde adentro, proponer y poner el ejemplo.
  • No supongas que en tu empresa “no se puede”, atrévete a dialogar y negociar tus “beneficios”, te puedes llevar grandes sorpresas (buenas).
  • Ten paciencia, Roma no se creó en un día y si quieres generar impacto y que los demás reconozcan tu valor, seguro te tomará más de un par de meses.
  • Por último, “un gran poder conlleva una gran responsabilidad” – Debemos ponernos a la altura y ser responsables para no perder el balance y cumplir con nuestras obligaciones, mientras disfrutamos de la libertad que nos pueda ofrecer nuestra “empresa ideal”.

 

Evidentemente no siempre es fácil. Yo tengo la suerte de trabajar en un lugar que me hace feliz y que comparte mis valores, pero me costó a mi y a mi empresa, trabajo, evolución, adaptabilidad al cambio, y valor para aceptar diferentes responsabilidades. Basta poner de nuestra parte para poder dejar atrás las crisis y disfrutar de lo que hacemos, mientras sentimos que logramos un cambio.

 

* fuente: https://www.forbes.com.mx/el-43-de-los-millennials-dejara-su-empleo-actual-en-menos-de-2-anos/

 

Pamela Almeida
Consultora

 


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