Cómo me convertí en una líder libre, justa y digna
Siempre he sido una persona que busca ayuda de expertos cuando sé que sola no lo podré resolver. Y creo que mi decisión de trabajar en consultoría va en línea con esa idea de que en algún momento todos necesitaremos que alguien nos guíe y me da mucha satisfacción ser yo quien ayude a otros.
En mi caso particular, el psicoanálisis me ayudó a conocer mi inconsciente y resolver situaciones en una etapa de cambios y retos constantes; el coaching me impulsó a establecer y cumplir objetivos profesionales puntuales; pero fue Liderazgo Basado en Virtudes, metodología creada por nuestro socio José Luis Quintero, la que realmente me movió el piso, al mostrarme de forma contundente de qué estoy hecha y por qué siempre reacciono y actúo igual frente a los retos que me plantea la vida.
Liderazgo Basado en Virtudes pasó a formar parte de los servicios de Axius hace 3 años. Es un método práctico que entre otras cosas permite identificar nuestro perfil de virtudes, para así enfocarnos en trabajar aquellas que por no tener desarrolladas nos generan emociones negativas y frenan nuestro crecimiento. También nos permite descubrir nuestro propósito de vida, pero en este artículo quiero centrarme en el impacto que tiene para los líderes el desarrollar su virtudes, porque sólo así serán capaces de cumplir su propósito.
Todos los que nos hemos enfrentado al reto de promover el crecimiento de otras personas hacemos lo que consideramos más conveniente de acuerdo a nuestra experiencia y forma de hacer las cosas. Yo, por ejemplo, terminaba siempre haciendo el trabajo de otros porque era más eficiente que sentarme a darles feedback; o limitaba mis días de vacaciones porque sentía que mi equipo no lo vería bien; o me costaba muchísimo mantenerme firme con los clientes a la hora de negociar por miedo a perder el proyecto. En fin, siempre actué obedeciendo a emociones negativas o buscando cumplir expectativas mías y de otros, pensando que ese era el deber ser.
Estas situaciones no son más que el reflejo de virtudes que demandaban ser trabajadas. Denotan falta de justicia, libertad y dignidad. Una vez que identifiqué estas carencias, me enfoqué en desarrollarlas con tareas que ofrece el método y comencé a ver los resultados en muy poco tiempo:
- Hacer una pausa para dar feedback y entrenar a mi equipo para que realicen el trabajo que les corresponde me permitió ganar más tiempo para mí y el equipo desarrolló más habilidades.
- Preguntarme siempre qué realmente quiero hacer (y hacerlo) me permitió desarrollar mi libertad. Con el tiempo he logrado contagiarlo al equipo, que hasta hace nada no se atrevían a tomar un día de home office.
- Dedicarme a mí, regalándome cosas y tiempo para hacer lo que me gusta, me ayudó a valorarme más y como resultado, otros comenzaron a darle un mayor valor a mi trabajo.
Ser líder y manejar equipos no es nada fácil. Poder inspirar a otros requiere de mucha claridad en el porqué de lo que hacemos. A esto es lo que llamamos propósito y descubrirlo implica conocer y aceptar nuestras carencias, y un compromiso por trabajarlas toda la vida.
Yo en estos 3 años entendí que aplicar las virtudes para mejorar mi vida y la de otras personas, es lo que me permitirá dejar una huella en el mundo, sea cual sea el tamaño.
Me gustó mucho este análisis de esfuerzos concatenados hacia un objetivo preciso y de alto compromiso humano. Pareciese ser el bocado para la escritura de un texto más amplio que me encantaría leer en el futuro. Sus huellas estan bien dibujadas en el alma.
¡Muchas gracias por tan bonito comentario, Malena! Le diremos a Adri que nos regale una segunda parte 🙂