Los líderes también duermen
¿Cerré la puerta con llave? Capaz no me debí comer ese segundo plato de cereal. Y menos ese Kit Kat. Mi jefa hoy no me escribió, debe odiarme. Tengo que dejar de cerrar los correos con “¡Saludos!”. Voy a borrar “Creativo” de mi bio en Instagram. ¿Cuál habrá sido la razón para hacer que las Stories duren 15 segundos? Espero algún día pensar tanto en mí como pienso en ese tarado. Obvio me estoy enamorando. ¿Si dejo de comer una semana podré comprarme un pasaje a Tulum? No cerré la puerta.
Así como algunos no lloran, yo pocas veces he sido de los que muestra estrés en público. No se me da. De hecho, cuando intento verbalizar el estrés, suelo cerrar con un chiste (casi siempre burlándome de mí mismo). Pero tan pronto apago las luces para dormir, se encienden todas mis preocupaciones: las que evado, las que me invento y hasta las que no son mías.
Dentro de nuestra metodología de liderazgo en Axius, hay una evaluación de calidad de vida-estrés que le da mucha importancia a cómo dormimos. Aquí suelo caerme cada vez que la tomo. Porque, claro, no dormir desencadena en mí toda una serie de eventos desafortunados: me levanto de mal humor, solo me provoca comida chatarra, me convenzo de que la Coca-Cola es la fuente de la vida, no me concentro, doy con las peores ideas, mi falta de paciencia se hace evidente y hasta las canciones viejas de Shakira me aturden.
Y como las redes sociales ya leen hasta nuestros pensamientos, Twitter me arrojó un video promocionado de Business Insider sobre… Sí, lo adivinaron: la importancia de dormir más de 4 horas. Resulta que según Brad Stulberg, autor de «Peak Performance: Elevate your Game, Avoid Burnout and Thrive with the New Science of Success» (o el libro con el nombre más largo del mundo), dormir es una de las cosas más productivas que podemos hacer:
“We like to think that it’s during the day that our minds are growing and that our bodies are getting stronger, but it’s actually quite the opposite. It’s only when we sleep that both our physiology and psychology grow. (…) It’s when we sleep that our mind consolidates, stores and connects all the information that we’ve been exposed to during the day”.
Al parecer, el señor Stulberg quiere decirme que hago más por mis problemas durmiendo que quedándome despierto usándolos como instrumentos de tortura. No solo porque al descansar tengo más estabilidad emocional al día siguiente, sino porque mi cerebro va a poder ver las soluciones con mayor claridad. Y allí es donde entramos en una de las áreas más grises del liderazgo: ¿el que menos descansa es el que más hace?
Pues, no. A menos que alcancemos el siguiente eslabón de evolución humana, todos necesitamos descansar (Shakira puede ser una excepción porque ella está atendiendo otras cosas menos mundanas). Si no dejamos (dejo) que nuestras mentes (mi mente) tengan el descanso que necesitan, jamás podremos (podré) conocer nuestro máximo nivel de eficiencia y efectividad.
Poco a poco he ido aprendiendo que mientras más me esfuerzo por cumplir con mi lista de pendientes, menos golpes de pecho me doy al intentar dormir porque sé que hice todo lo que podía hacer ese día. Entonces, llega la noche y apago las luces solo para recordar mi capítulo favorito de Friends o tararear “Pies Descalzos” antes de caer rendido. Y ese esfuerzo que hago un día me permite descansar y ser más eficiente al siguiente. Ojo, dormir no nos garantiza ser mejores líderes, pero al menos no estaremos de mal humor averiguándolo.
Edmundo Bianchi
Consultor