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1 mayo, 2020
Lección 3 de supervivencia: Si algo puede transformarnos o desgastarnos en aislamiento, es la paciencia
  • Posted By : Administrador Axius/
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“Tenemos que tener paciencia” es una de las frases que más he escuchado este mes. Es positivo que la palabra paciencia tenga tanta recordación en la mente de todos y un uso frecuente por ser de las más aclamadas virtudes o atributos del ser humano. Sin embargo, ocurre algo curioso que me detonó la idea de esta lección (similar a lo que pasa con la palabra Dios, que cuando se usa con cierta facilidad, se gasta).

El uso cotidiano de ciertos conceptos puede llegar a difuminarlos o distorsionarlos en tal medida, que amerita detenernos y rebobinar sobre cuál es su verdadero significado y aplicación. Si escuchamos cuando alguien nos demanda “tener paciencia” como quien propone tomar una taza de café, nos puede frustrar enormemente o dejarnos una sensación confusa que deriva en, como dicen en mi país (Venezuela): “¿Y cómo se come eso?”.

Todos entendemos el concepto básico, pero quizás dejamos de lado la posibilidad de tomar consciencia sobre cómo se puede cambiar algo que no nos gusta sentir o experimentar. No hay secretos, se trabaja igual que cualquier habilidad que desarrollamos siendo niños: con esfuerzo y dedicación. Aunque sea la asignatura que menos nos gusta, sabemos que es un deber y que, si no le prestamos atención, reprobaremos la “carrera” de la vida misma. Vivir con paciencia equivale al camino que todos anhelamos recorrer, a un ritmo más pausado, sin ansiedad o estrés permanente.

Mi ojo crítico ha leído y buscado incansablemente todo lo que ha podido para encontrar respuestas más tangibles y menos filosóficas para lo retos emocionales. Aunque todas son ciertas y la fe es un actor clave (no lo cuestiono), lo que sucede entre los gurús o los expertos en estos temas es que suelen querer distinguirse y elevan tanto en el lenguaje que, sin darnos cuenta, nos pierden en las aguas de la motivación momentánea y el “positivismo”. 

La realidad y la rutina de la mayoría no consiste precisamente en tener tiempo para filosofar, indagar y entrar en estado introspectivo con verdadera atención. Por ende, se establece la dinámica que hemos aceptado como “normal” en la sociedad actual, donde la impaciencia llega a ser vista como algo plausible disfrazado de “sentido de urgencia” y de disciplina en exceso, mientras todos hablamos ligera y constantemente de la paciencia como una solución obvia, pero que no se puede palpar.

He visto que muchos de los que padecemos este síntoma y nos enfrentamos a diario con el sentimiento de desesperación: creemos que así somos, así nacimos, así es nuestra forma de ser y así moriremos (por una evidente resistencia al cambio). Mi recomendación durante esta cuarentena es que cada uno pueda redactar cuidadosamente su propio diccionario personal con este tipo de palabras trilladas que, de tanto decirlas, pierden todo su peso esencial y con el tiempo, su función. 

Cuando ya tenemos el diccionario actualizado, entonces empezamos a ir al gimnasio emocional varias veces por semana. La paciencia suele ser uno de los ejercicios centrales del entrenamiento, comparable con la postura de plancha por unos largos minutos. Es transformadora cuando la vemos brillar (como cuando vemos los abdominales empezar a formarse en la panza) y tenemos, justamente, la paciencia necesaria para detectar cuándo aparece sin invitación y nos está demandando bajar el ritmo, ahí sí, con urgencia.

Es la cualidad que toca al tiempo y no es casualidad que en estos meses haya sido mencionada por doquier. No poder controlar el tiempo en el que van a suceder las cosas frustra y, si le añadimos el juicio que nos delata hacia quien insistimos en imponer nuestra premura, nos desgasta, pues sólo nos lleva a pelearnos con nosotros mismos. Creemos que nuestros tiempos son los correctos y los demás nos irritan porque en su aparente parsimonia, parecen estar dormidos en los laureles (o no, si tenemos una mirada objetiva).

Para acercarnos a responder la pregunta del ‘cómo se come eso’, les comparto un test basado en hechos de la vida real. 

1. Marque con una X si se ha escuchado pensar o decir alguna de estas frases y tome nota:

  • “Te cuento que yo si he trabajado mi paciencia.  Fulanito me hace perder la paciencia todo el día y mira qué bien lo aguanto” (primer indicador de que estamos colapsados y seguimos evitando lo que nos toca trabajar).
  • “Tengo mucha ansiedad, necesito hacer algo para calmarme”. Entonces, seguimos el impulso adictivo y decidimos comer, tomar, fumar, hipnotizarnos con Netflix, las redes y los chats por horas (sin poder controlar el tiempo, la cantidad ni el para qué lo estamos haciendo, desde la desesperación).
  • “Pierdo el control y se me cruza un cable cuando alguien no me responde en el momento” (aunque no se lo digas por educación).
  • “Quiero saber YA lo que va a pasar”. Es un clásico en temas de pareja, procesos de venta de proyectos o panoramas de incertidumbre económica como el de “después de la cuarentena”. La ansiedad por el futuro y la impaciencia son BFFs.
  • “No voy a perder tiempo en esto”, mi favorita. Cortar a alguien y no dejarlo terminar una frase sin permitir que me explique lo que piensa porque estoy apurado o porque en el fondo, no me interesa su opinión (aquí el aderezo estrella es la falta de humildad).
  • “Eso a mi no se me da bien” o “No tengo la paciencia para esto”. Cuando empiezas a hacer algo que toma tiempo y concentración de verdad, no puedes evitar sabotearte. Suele pasar con actividades como: meditar, leer un libro gordo, hacer rompecabezas, jugar ajedrez, limpiar profundamente y, la más jodida, encontrar tiempo de silencio para pensar en uno y cuestionarnos desde dónde o para qué hacemos lo que hacemos. 

2. Ahora, invierta todas esas frases y comience a practicarlas cada vez que pueda en casa, en la oficina o con los amigos. Ahí encontrará los cómos.

Muchos de mis potenciales clientes, que genuinamente quieren sentirse mejor y crecer como personas, pero donde no llegamos a concretar la asesoría, nunca encuentran el tiempo ni el momento oportuno para detener su carrera contra reloj. Porque sin paciencia, claro que este trabajo parece absurdo ya que los resultados no se ven en dos días (aunque sí en dos semanas). Cuando entendí esto, dejé de tomarme personal un “no” y simplemente espero (paciente) a que decidan comenzar ese camino sin necesidad de una crisis, conmigo o sin mí. 

Aquí entra otro actor en la ecuación: la dignidad. Tener tiempo para uno mismo es un sueño que jamás cumplimos porque de verdad creemos que no hay tiempo para esas cosas que son las que nos harían cambiar y darnos cuenta que nunca fue culpa del mundo, de los hijos, del trabajo ni de esa persona demandante. Siempre ha sido nuestra responsabilidad.

La adicción por aprovechar el tiempo al máximo sin permitirnos respirar, vivir y descansar, está muy arraigada en la cultura y en el inconsciente colectivo. Por eso, cuando aparece una estrella con la paciencia en su sitio, le lanzamos piedras y la ignoramos. 

Me atrevo a decir, aunque es una mera percepción, que son los países y personas que no están en las noticias o en las redes vociferando soluciones inmediatas e incitando al caos, quienes han ido tomando medidas concretas, silenciosas y sin prisas, reduciendo por defecto las consecuencias de la crisis y con mejores resultados en todo sentido (pero tristemente esos ejemplos no suben el rating ni los views). 

Por estas razones, pienso que el uso excesivo de la palabra nos ha hecho daño en vez de ayudarnos. El protagonismo que tiene en nuestra vida y en el funcionamiento de cualquier sistema (familia, empresa, países) nos grita constantemente que es la tarea pendiente que no está en la agenda de los gobiernos o en la propia, ¿Quiénes son los que quieren salir ya de casa, activar todo y volver a como estábamos? No los menciono, pero si analizas sus comportamientos sin pandemia, se ve fácilmente. 

La paciencia todo lo alcanza, dijo Santa Teresa. Cuando alguien la domina a nivel maestro, ya no tiene miedo al futuro incierto y tiende a confiar más en los demás y en lo que vendrá, la definición de optimismo. Sabe que todo ocurrirá en el momento oportuno, dedica tiempo a encontrar los “cómo”  y se ha dado cuenta de lo que está y de lo que no está bajo nuestro control.

Adriana Rodrigo

Fundadora y directora de Grupo Axius


17 abril, 2020
Cuando lo pequeño se hizo grande: Reflexión de nuestra directora, María Gómez, en aislamiento
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Necesito expresar algunas ideas que han rondado mi cabeza en este tiempo de cuarentena y agradecer de algún modo la oportunidad que nos está regalando para pausar el ritmo y limpiar la casa (aplicando el método Mari Kondo), sobretodo la que llevamos a cuestas: nuestra mente.

Llámame idealista, pero este momento que estamos viviendo va a representar un cambio histórico que nos ha conectado como nunca antes, más allá de las fronteras, de las razas, de los niveles socioeconómicos, de nuestros ideales políticos, haciéndonos ver que somos interdependientes, que una sola persona tiene el poder de afectar o contagiar (para bien o para mal) a un grupo, cada grupo a toda una sociedad, y cada sociedad a la humanidad como especie.

En este contexto de necesidad de coordinación, cooperación y colaboración global sin precedentes, la buena noticia es que desde 2015 existe un plan universal para transformar nuestro mundo: 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para asegurar la prosperidad social, económica y ambiental. El plan se llama Agenda 2030 y la única condición es que solo funcionará si TODOS, gobiernos, empresas y ciudadanos, asumimos nuestra responsabilidad y actuamos unidos.

Quiero, y necesito, dejar a un lado la incertidumbre y celebrar el cambio de consciencia que estamos presenciando y que está modificando nuestra percepción del valor de las cosas, convirtiendo lo que antes veíamos como pequeño en algo muy grande y trascendental:

  • Quedarse en casa = Salvar vidas.
  • Un libro = El viaje más sustentable.
  • El abrazo de un ser querido = El mejor momento del día.
  • Profesionales de la salud, limpieza y alimentación = Finalmente reconocidos como héroes.
  • Emprendedores y empresas = Innovaciones por el bien común.
  • El altruismo y la generosidad = La esperanza de que un mundo mejor es posible.

Y en esa limpieza y cambio de percepciones, he decidido crearme una nueva “vida normal” para cuando podamos retomar nuestras actividades que empieza por  eliminar cualquier duda de mi valor y el de los demás, sabiendo que podemos fallar, pero que si y solo si cada uno cree y actúa acorde a este principio de convivencia, veremos una sociedad más cohesionada, con mayor bienestar, de la que sentirnos orgullosos de pertenecer.

Ahora te toca a ti: ¿qué quieres cambiar? ¿Cuál quieres que sea tu nueva “vida normal”?

María Gómez
Co-Directora de Grupo Axius


9 abril, 2020
Lección 2 de supervivencia: Regalar(nos) tiempo para ser libres (y más felices)
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  • Under : Lecciones de supervivencia

Creo que todos podemos estar de acuerdo con esto: si estamos despejados, las ideas y las lecciones de supervivencia caen como lluvia de estrellas. Cuando entramos en piloto automático por razones incorrectas (desesperación, ansiedad, frustración o culpa), las lecciones llegan igual, pero pasan desapercibidas.

Partiendo de esto (y volviendo a pecar de valiente), en Grupo Axius vamos a poner a prueba algo que he leído como propuesta y que algunas empresas o países, como Francia, han implementado con resultados positivos en desempeño y productividad. 

Tenemos una nueva política interna: Las horas de trabajo se reducen a 30 horas semanales “mientras dure esto”.  Y mi ideal, si nos damos cuenta de que funciona como intuyo, es mantenerla cuando termine “todo esto”.

12 años preparándonos (sin saberlo) para una pandemia global

¿Por qué lo hago? Porque puedo (le robo el chiste a Sofía Niño de Rivera). Hemos construido con esfuerzo una filosofía de trabajo que impulsa la responsabilidad y la libertad con acciones medibles y con un equipo que cuando brilla, tiene más potencial del que a veces nos creemos. 

En estos 12 años logramos un objetivo: tener balance entre la productividad y la calidad de vida de las personas, mientras hacíamos malabares vendiendo consultoría para “cambiar el mundo” (a pesar de quienes sin resultados cortoplacistas no te compraban ni el saludo).

Como nada es estático y todo se puede mejorar, la pregunta que cuenta realmente es otra: ¿para qué lo hago? (esta siempre nos lleva a pensar y nunca se responde de golpe). En este caso, lo hago para mostrarle a quienes confían en mí o a mí misma (que es lo mismo) cómo se come o se pone en práctica la sostenibilidad y esa frase tan bonita que tenemos como propósito: “Construir contigo un mundo más íntegro y consciente”. 

Aplicar una vez más, pero con más ímpetu y quizás riesgo, lo que entendí nos estaba pidiendo el mundo el día que decidí dedicarme a esto y que ahora pide a gritos: ser coherentes con lo que sentimos, pensamos, decimos y hacemos, tomando en cuenta al entorno (personas y el medio ambiente) en cada decisión que tomamos.

Es hora de cambiar el futuro (por muy incierto que sea el presente)

Creo que si no nivelamos el ritmo acelerado que traemos, las horas que trabajamos en algo vs. las que nos quedan para “trabajar” en nuestras relaciones y emociones, la siguiente consecuencia que vivamos será más dura que el COVID-19. Y también creo que estamos a tiempo de cambiar el futuro, ahora incierto.

Mi aporte, después de tomarme el tiempo para ver la situación de otra manera, se resume en: nos regalo tiempo.

Esta iniciativa busca abrir espacio real y tangible para que todos, sin excepción, puedan: 

  1. Estar consigo mismos frente al espejo y bailar (o llorar) si les hace falta (como a mí).
  2. Meditar o contemplar por la ventana sin el celular en la mano.
  3. Compartir con los suyos tiempo de calidad (así sea solo reírse de memes por videollamada). 
  4. Ir a hacer las compras cuando hay menos gente en el súper (aplica con y sin pandemia). 
  5. Tomarse una copa de vino con su pareja (o dos). 

Pareciera que se ha normalizado tenerle miedo al descanso

Hace poco, alguien me dijo: “Voy a descansar y guardar energía para cuando vuelva a la hiperactividad”, y yo le pregunté: “¿Y si no volvemos nunca más? ¿Y si la nivelamos en este mismo momento y la sostenemos en el futuro?”. 

Con el aprendizaje puesto en marcha desde hoy, podemos equilibrar el sistema que nos colapsó en las narices en apenas semanas. Me apoyo en desmontar lo que dicen los expertos que me inspiran y defino como “filósofos modernos”: el miedo.

Hoy decido no tener miedo a cambiar paradigmas y estructuras  con más urgencia que antes y que hace tiempo pienso están obsoletas, con la idea de ser un ejemplo para otras pymes o quizás para grandes corporativos o países que tengan los oídos y la humildad que requiere escuchar a los “pequeños” (aunque nosotros no creamos que lo somos).

Todos en la empresa asumimos una vez más el liderazgo que admiramos en los que arriesgaron y ganaron por “cambiar el mundo”… y lo haremos conscientes y en equilibrio. 

Adriana Rodrigo
Fundadora y directora de Grupo Axius


2 abril, 2020
Lección 1 de supervivencia: Cómo afrontar este reto (sin precedentes) desde el amor
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  • Under : Lecciones de supervivencia

En modo supervivencia pasan cosas extraordinarias. Nos toca decidir, con más o menos consciencia de ello, el ring desde el que queremos afrontarlas. ¿Víctimas o héroes? ¿Cobardes o valientes? O mi forma favorita de verlo: ¿desde el amor o desde el miedo? Para poner esto en práctica y no quedarnos en la teoría, necesitamos desmenuzar esa pregunta y alejarnos de parecer otro mensaje motivacional más.

Si Grupo Axius pone a las personas primero en 2020 (y todos los años), ¿cuáles son las opciones para afrontar una pandemia mundial desde el amor? (es decir, con la mayor responsabilidad y proactividad sin esperar que nadie más lo haga por nosotros). 

1. Reforzar nuestro vínculo como aliados estratégicos: Eso empieza por hablar (una llamada, ni chat ni notas de voz por razones obvias) con todos los clientes para saber cómo están, cómo ven y van a manejar la situación. Enviar un documento con ideas/soluciones proactivas y nuestra visión. Done!

2. Demostrar cuán útiles somos: Pensamos que lo que hacemos es prioritario para enfrentar los retos actuales. Llevemos todo lo que podamos a modalidad online y sigamos activos con la idea de crecer. Done!

3. Cambiar las reglas de retorno/inversión: Según el sector en el que está cada cliente y cómo afectará su actividad, operación y facturación, reduciremos nuestros costos en la misma proporción. Ya lo estamos haciendo con nuestras sesiones de liderazgo: según la realidad de cada persona, bajamos el costo por hora con la misma fórmula y hasta 0 si alguien se queda sin trabajo y necesita apoyo emocional. Done!

4. Tener un plan a largo (¿mediano?) plazo: La idea que platiqué con mis socias, pero no comuniqué (error, aquí otra lección) fue: Si no cubrimos gastos fijos, haremos como hizo Alemania en 2008, El Salvador en este momento (digno de ejemplo) y Axius unos años atrás. Hay formas de no detenerlo todo y velar por intereses individuales y colectivos. Working on it!

  • Nadie se queda afuera: Primero reinvertir utilidad o ahorros y reducir los sueldos más altos para proteger a quienes tienen situaciones familiares y económicas más retadoras (el opuesto a despidos masivos), es algo que se ha hecho antes y ha funcionado a escala país y con apoyo del gobierno (rezo). Lo segundo, es aplicar esquemas de medio tiempo y/o ajuste de salarios temporales.
  • Como en cadena de favores: Cobro menos a clientes, nos mantenemos a flote en equipo y buscamos a proveedores de renta, bancos, etc. para que también nos apoyen… y así sucesivamente hasta las grandes marcas de consumo, que están en el momento ideal para implementar de lleno sus principios de responsabilidad social corporativa.

Puedo pecar de idealista y lo hago (adrede) porque creo firmemente en el potencial de las personas. Con visión estratégica y sostenible, ¿habrá realmente una crisis o será un acto de humanidad y amor histórico? (y quizás sea más satisfactorio que “el mejor año de ventas vivido”).

Les iré contando el resultado de mis pecados. 

Adriana Rodrigo
Fundadora y directora de Grupo Axius



17 marzo, 2020
Sostenibilidad en tiempos de miedo: Postura de Grupo Axius ante el COVID-19
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  • Under : Sin categoría , Sostenibilidad

En tiempos donde el miedo puede ser el protagonista, la única respuesta es el amor.

En Grupo Axius nos preguntamos: ¿No es amor dar lo que tenemos o sabemos para apoyarnos mutuamente ante una crisis global? ¿No es amor pararnos a pensar “para qué” y  “desde dónde” estamos compartiendo información en redes sociales y WhatsApp?  ¿No es amor ser proactivos y ampliar nuestra política de Home Office antes de que nos obliguen a hacerlo?

Si cada decisión que tomamos ante una situación de estrés busca el bienestar propio y el del otro a la vez (sea un familiar, un colaborador o un cliente), esto es el amor en su máxima expresión.

La palabra amor puede sacarnos de onda en este contexto, por eso la escogí. Es un buen momento para intentar integrar aún más algo que parece encajar mejor en las películas, pero no del todo en las empresas y en los mercados financieros. Evitar repetir nuevamente las crisis ya vividas, nos demanda una visión más amplia y sensible (de consciencia colectiva y energía femenina me atrevo a decir) que, al incluirla, resulta en iniciativas como las que Axius les comparte hoy y también están promoviendo líderes inspiradores como Simon Sinek, Brené Brown o Andy Puddicombe.

Ante la situación que vivimos en torno al COVID-19, la gestión emocional toma relevancia. Se trata de estar muy atentos a cómo nos sentimos y reaccionamos ante esta montaña rusa de emociones con exceso de información. Creemos que, tanto aplicar las medidas sanitarias como abrir cada vez más espacios de “trabajo” personal, son vitales para superar los momentos de cambio e incertidumbre con mayor efectividad.

¿Cuál es el mensaje simbólico más evidente que recibimos cuando nos da una gripe común? Una parada obligada. Normalmente llega cuando nos hemos excedido en horas de trabajo o después de una temporada de mucho estrés en la que, probablemente, nos hemos dejado de últimos a nosotros mismos. Esto nos refleja nuestra incapacidad para poner un sano límite ante la presión laboral, económica o social y tomarnos el tiempo necesario para descansar (lo digo por experiencia propia, pues este ha sido mi propio reto los últimos años). Si llevamos esta interpretación a una escala global, el significado y las posibles soluciones de lo que sucede, podrían ser similares a las que reconocemos a nivel individual (es decir, tenemos una tarea importante desde casa para el mundo).

Nacimos como empresa en 2008 durante otra crisis global, exactamente del mismo pensamiento que nos demanda con más sentido de urgencia el mundo hoy: La Responsabilidad Social. Como equipo, vemos claramente una oportunidad, no de negocio, sino de seguir sumando con más fuerza que nunca, a impulsar un liderazgo personal y empresarial consciente e inclusivo (Y amoroso, ¿Por qué no?). A comprender que esta situación que vivimos como humanidad, requiere de más espacios de introspección, silencio mental y planes de acción sostenibles.

Difundir nuestra filosofía de vida y de trabajo es nuestro granito de arena. Queremos reforzar nuestro compromiso poniendo nuestra experiencia y conocimiento, de forma práctica y creativa, al servicio de familiares, amigos, colaboradores, clientes y aliados.

Te invitamos a sumarte a las iniciativas de Grupo Axius y su empresa socia TEN10, para así seguir construyendo contigo un mundo más íntegro y consciente.

Un abrazo fuerte para todos,

Adriana Rodrigo
Socia Fundadora
Grupo Axius


27 noviembre, 2019
Ser feliz es de ley: La NOM-035
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El trending topic actual del mundo de RR.HH. y consultoría es la NOM-035. Estamos seguros que te han llegado cursos, noticias, avisos de posibles sanciones, memes ñoños… Pero este blog es para todo lo contrario. Queremos barrer un poco el buzz que se ha generado e irnos al corazón de lo que nos concierne a todos: los beneficios de crear una cultura y ambiente de trabajo más sano, con menos estrés y mejores relaciones.

Hay que celebrar que los legisladores hayan visto que estar en el ranking de países con mayor estrés laboral no es bueno para la economía ni la calidad de vida de los mexicanos (según la OMS, nuestra más importante aliada en la obtención de cifras de impacto, el 75% de la población activa en México sufre de estrés por sus trabajos). Por lo tanto, el lanzamiento de la NOM-035 es una excelente oportunidad para impulsar espacios de creación y convivencia más sanos que les faciliten a las personas valorar su tiempo, su esfuerzo y su bienestar.

Entonces, nuestro principal consejo es que veas a la NOM-035 como un amigo que llega a salvarte cuando te quedas sin batería para pedir un Uber a las 3 de la mañana, es decir, cuando más lo necesitas:

  • Medir y conocer: es muy importante entender en qué momento está cada empresa para poder mejorar. Aplica los cuestionarios, analiza los resultados y lleva registro de todo el proceso por si la STPS te lo llegara a solicitar.
  • Planear: la política de prevención de riesgos psicosociales debe reflejar porqué es importante el bienestar para la empresa y qué quiere conseguir en conjunto con sus equipos de trabajo.
  • Informar: Lograr que los colaboradores vivan una nueva cultura empieza por que se comparta y se promueva la participación.
  • Actuar (!): la mejor campaña de comunicación es la que se vive desde los líderes, se integra en las políticas de la empresa y se fomenta a través de programas y actividades que mantienen vivo el objetivo de bienestar.

Pero atención: no solo les toca a las empresas cumplir con este reto. Cada persona debe asumir su propia responsabilidad en el cuidado de su bienestar, entender los instrumentos disponibles, participar en las actividades que se lleven a cabo y comunicar adecudamente cualquier incidente que vaya en contra de la política de la empresa.

Si quieres apoyo en el diseño y ejecución de estrategias que te apoyen con el cumplimiento de la NOM-035, puedes contar con Axius para hacer el proceso más llevadero 😉. Además, con TEN10 y sus planes de bienestar integral, que incluyen micro pausas activas de 10 minutos, la norma se hace más fácil y divertida. Es que si ahora ser felices en nuestros trabajos está en la ley, ¿quiénes somos nosotros para negarnos?


13 noviembre, 2018
¿Dónde están los líderes?
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  • Under : Inspiración , Sostenibilidad

Hace unos días en la presentación del último libro de José Luis Quintero, Liderazgo Basado en Virtudes, alguien del público hizo una pregunta de las que me gustan saborear con una copa de vino: “¿Dónde están los líderes de hoy?”.

Y es que más allá de nuestra costumbre de admirar más a los muertos que a los vivos, las personas tendemos a crear expectativas en los demás sobre cómo tendría que ser nuestra vida. Esperamos responsabilidad de los políticos, las empresas, el jefe, los profesores, nuestros padres, la pareja, los amigos, los hijos… de escribirlo ya me agoto. Queremos que hagan lo que tienen que hacer, que se comporten “bien” con nosotros 🙂

Esto, amigos, es inalcanzable e insostenible. Pero no todo está perdido. El austriaco Alfred Adler, creador de la psicología individual, revolucionó las teorías del psicoanálisis, proponiendo que nuestro propósito de vida consista en:

  • Tener el valor de ser nosotros mismos, que no vivamos en función de cómo otros, la sociedad, quieren que seamos. Que nos relacionemos de forma horizontal, dejando atrás cualquier sentimiento de inferioridad o superioridad con los demás.
  • Recuperar el sentimiento de comunidad, sintiendo que formamos parte de un todo y que nuestro valor reside en el impacto que tenemos en otras personas.

Si cada uno fuera capaz de seguir su propósito, cada uno sería el líder que buscamos fuera de nosotros.

Claramente no es una tarea fácil, es una responsabilidad y una oportunidad para sentirnos “bien” con todas nuestras relaciones, empezando por la que tenemos con nosotros mismos.

Esto es algo que vivimos en la filosofía Axius cuando asesoramos en liderazgo sostenible y colaboramos en la planeación estratégica de nuestros clientes. Como profesionales del sector de la Responsabilidad Social Corporativa, solemos analizar campañas, programas y casos de éxito de empresas. Y a pesar de que siempre hay aspectos cuestionables, la conclusión es: ¡al menos tienen el valor de hacer algo!, no se quedan con ganas de empezar. Todo suma.

Satisfacción y engagement con clientes, empleo digno, diversidad e inclusión, huella ambiental, voluntariado, donativos a causas sociales, logística inversa, pueden ser las acciones más destacadas para impulsar la sostenibilidad de un negocio.

Ser más humilde, leal, valiente, paciente, disciplinado, auténtico, responsable y menos controlador, rencoroso, injusto y menospreciado son ejemplos de liderazgo sostenible.

En definitiva, no se trata de ser un líder o una empresa perfecta, se trata de ser conscientes de los impactos que tenemos sobre nosotros y los demás, buscando mejorarlos cada día.

¡Salud!

María Gomez
Socia Directora


30 octubre, 2018
Los líderes también duermen
  • Posted By : Administrador Axius/
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  • Under : Calidad de vida , Inspiración

¿Cerré la puerta con llave? Capaz no me debí comer ese segundo plato de cereal. Y menos ese Kit Kat. Mi jefa hoy no me escribió, debe odiarme. Tengo que dejar de cerrar los correos con “¡Saludos!”. Voy a borrar “Creativo” de mi bio en Instagram. ¿Cuál habrá sido la razón para hacer que las Stories duren 15 segundos? Espero algún día pensar tanto en mí como pienso en ese tarado. Obvio me estoy enamorando. ¿Si dejo de comer una semana podré comprarme un pasaje a Tulum? No cerré la puerta.

Así como algunos no lloran, yo pocas veces he sido de los que muestra estrés en público. No se me da. De hecho, cuando intento verbalizar el estrés, suelo cerrar con un chiste (casi siempre burlándome de mí mismo). Pero tan pronto apago las luces para dormir, se encienden todas mis preocupaciones: las que evado, las que me invento y hasta las que no son mías.

Dentro de nuestra metodología de liderazgo en Axius, hay una evaluación de calidad de vida-estrés que le da mucha importancia a cómo dormimos. Aquí suelo caerme cada vez que la tomo. Porque, claro, no dormir desencadena en mí toda una serie de eventos desafortunados: me levanto de mal humor, solo me provoca comida chatarra, me convenzo de que la Coca-Cola es la fuente de la vida, no me concentro, doy con las peores ideas, mi falta de paciencia se hace evidente y hasta las canciones viejas de Shakira me aturden.

Y como las redes sociales ya leen hasta nuestros pensamientos, Twitter me arrojó un video promocionado de Business Insider sobre… Sí, lo adivinaron: la importancia de dormir más de 4 horas. Resulta que según Brad Stulberg, autor de «Peak Performance: Elevate your Game, Avoid Burnout and Thrive with the New Science of Success» (o el libro con el nombre más largo del mundo), dormir es una de las cosas más productivas que podemos hacer:

“We like to think that it’s during the day that our minds are growing and that our bodies are getting stronger, but it’s actually quite the opposite. It’s only when we sleep that both our physiology and psychology grow. (…) It’s when we sleep that our mind consolidates, stores and connects all the information that we’ve been exposed to during the day”.

Al parecer, el señor Stulberg quiere decirme que hago más por mis problemas durmiendo que quedándome despierto usándolos como instrumentos de tortura. No solo porque al descansar tengo más estabilidad emocional al día siguiente, sino porque mi cerebro va a poder ver las soluciones con mayor claridad. Y allí es donde entramos en una de las áreas más grises del liderazgo: ¿el que menos descansa es el que más hace?

Pues, no. A menos que alcancemos el siguiente eslabón de evolución humana, todos necesitamos descansar (Shakira puede ser una excepción porque ella está atendiendo otras cosas menos mundanas). Si no dejamos (dejo) que nuestras mentes (mi mente) tengan el descanso que necesitan, jamás podremos (podré) conocer nuestro máximo nivel de eficiencia y efectividad.

Poco a poco he ido aprendiendo que mientras más me esfuerzo por cumplir con mi lista de pendientes, menos golpes de pecho me doy al intentar dormir porque sé que hice todo lo que podía hacer ese día. Entonces, llega la noche y apago las luces solo para recordar mi capítulo favorito de Friends o tararear “Pies Descalzos” antes de caer rendido. Y ese esfuerzo que hago un día me permite descansar y ser más eficiente al siguiente. Ojo, dormir no nos garantiza ser mejores líderes, pero al menos no estaremos de mal humor averiguándolo.

Edmundo Bianchi
Consultor


9 octubre, 2018
Cómo me convertí en una líder libre, justa y digna
  • Posted By : Administrador Axius/
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  • Under : Calidad de vida , Inspiración

Siempre he sido una persona que busca ayuda de expertos cuando sé que sola no lo podré resolver. Y creo que mi decisión de trabajar en consultoría va en línea con esa idea de que en algún momento todos necesitaremos que alguien nos guíe y me da mucha satisfacción ser yo quien ayude a otros.

En mi caso particular, el psicoanálisis me ayudó a conocer mi inconsciente y resolver situaciones en una etapa de cambios y retos constantes; el coaching me impulsó a establecer y cumplir objetivos profesionales puntuales; pero fue Liderazgo Basado en Virtudes, metodología creada por nuestro socio José Luis Quintero, la que realmente me movió el piso, al mostrarme de forma contundente de qué estoy hecha y por qué siempre reacciono y actúo igual frente a los retos que me plantea la vida.

Liderazgo Basado en Virtudes pasó a formar parte de los servicios de Axius hace 3 años. Es un método práctico que entre otras cosas permite identificar nuestro perfil de virtudes, para así enfocarnos en trabajar aquellas que por no tener desarrolladas nos generan emociones negativas y frenan nuestro crecimiento. También nos permite descubrir nuestro propósito de vida, pero en este artículo quiero centrarme en el impacto que tiene para los líderes el desarrollar su virtudes, porque sólo así serán capaces de cumplir su propósito.

Todos los que nos hemos enfrentado al reto de promover el crecimiento de otras personas hacemos lo que consideramos más conveniente de acuerdo a nuestra experiencia y forma de hacer las cosas. Yo, por ejemplo, terminaba siempre haciendo el trabajo de otros porque era más eficiente que sentarme a darles feedback; o limitaba mis días de vacaciones porque sentía que mi equipo no lo vería bien; o me costaba muchísimo mantenerme firme con los clientes a la hora de negociar por miedo a perder el proyecto. En fin, siempre actué obedeciendo a emociones negativas o buscando cumplir expectativas mías y de otros, pensando que ese era el deber ser.

Estas situaciones no son más que el reflejo de virtudes que demandaban ser trabajadas. Denotan falta de justicia, libertad y dignidad. Una vez que identifiqué estas carencias, me enfoqué en desarrollarlas con tareas que ofrece el método y comencé a ver los resultados en muy poco tiempo:

  • Hacer una pausa para dar feedback y entrenar a mi equipo para que realicen el trabajo que les corresponde me permitió ganar más tiempo para mí y el equipo desarrolló más habilidades.
  • Preguntarme siempre qué realmente quiero hacer (y hacerlo) me permitió desarrollar mi libertad. Con el tiempo he logrado contagiarlo al equipo, que hasta hace nada no se atrevían a tomar un día de home office.
  • Dedicarme a mí, regalándome cosas y tiempo para hacer lo que me gusta, me ayudó a valorarme más y como resultado, otros comenzaron a darle un mayor valor a mi trabajo.

Ser líder y manejar equipos no es nada fácil. Poder inspirar a otros requiere de mucha claridad en el porqué de lo que hacemos. A esto es lo que llamamos propósito y descubrirlo implica conocer y aceptar nuestras carencias, y un compromiso por trabajarlas toda la vida.

Yo en estos 3 años entendí que aplicar las virtudes para mejorar mi vida y la de otras personas, es lo que me permitirá dejar una huella en el mundo, sea cual sea el tamaño.


25 septiembre, 2018
Cuando menos es más: Medición de Impacto vs. Alcance
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Hace varios años, incluso antes de que me dedicara a la sostenibilidad, donaba a algunas causas que me movían. Cada vez que yo aportaba para alguna de estas causas sociales me daba mucha satisfacción saber que al final de la campaña de recaudación, gracias a mi donativo y al de muchas personas más, la fundación ayudaría a miles de personas.

Ahora que soy parte del #AxiusTeam y que he tenido la oportunidad de trabajar con algunos proyectos sociales, me he dado cuenta que, si bien ese número de miles de personas es importante porque nos habla de a cuánta gente llega la fundación o empresa con su proyecto o programa, en ese caso solamente estamos hablando de alcance.

Actualmente, más que hablar de alcance, es importante que en los proyectos/programas sociales se mida el impacto social, es decir, la influencia, huella o el nivel de transformación positiva que los beneficiarios experimentan o experimentarán gracias a la implementación del proyecto.

Justo en este punto es donde digo que “menos es más”, porque para generar impacto social es necesario o recomendable hacer estas 5 cosas:

1. Definir el propósito del proyecto o programa

“Lo que haces simplemente prueba en lo que crees”. – Simon Sinek

Antes de comenzar/emprender un proyecto, sea o no social, es importante definir la razón de ser del mismo. El propósito es algo que no cambia, porque es lo que le da sentido a todo lo que realizamos.

En el caso de un proyecto o programa social, tener un propósito nos permitirá definir por qué elegimos apoyar cierta causa o enfocarnos en un tipo de personas/comunidades. Siempre es recomendable que la causa esté alineada a la estrategia y al core business de la empresa, que permita un esquema ganar-ganar, para todos los involucrados.

Así también, a nivel de comunicación, nuestros mensajes tendrán más fuerza, porque podremos comunicar en este orden: ¿por qué lo hacemos?, ¿cómo lo hacemos? y, por último, ¿qué hacemos?

2. Tener un proyecto/programa delimitado a máximo 4 ejes o temas de acción

“El que mucho abarca, poco aprieta”. – Dicho popular

Es decir, es mejor enfocarse en abordar uno o máximo cuatro problemas sociales, porque así podremos tener mayor claridad de lo que queremos lograr. Asimismo, es importante delimitar lo más posible la zona de influencia del proyecto y definir el porqué de nuestro enfoque en cierta comunidad o comunidades.

De igual forma, a nivel de comunicación, este enfoque nos permite posicionar mejor al programa o proyecto. Recordemos que siempre habrá una causa que atender o personas a quienes ayudar, pero si enfocamos mejor, ayudaremos más.

3. Conocer a fondo el problema o causa que estamos abordando

“La información es poder”. – Francis Bacon

Cuando ya tenemos definido en qué nos vamos a enfocar, es importante conocer la realidad de la comunidad o comunidades donde vamos a implementar el proyecto. Para eso, es necesario hacer uso de toda la información estadística que exista a nivel mundial, nacional y/o local relacionada a los problemas sociales en los que nos enfocamos. De igual forma, se debe dialogar con habitantes de la comunidad o comunidades donde se implementará, así como con otros grupos de interés o stakeholders involucrados en el proyecto, para que podamos evaluar qué tanto podemos hacer desde nuestro programa/proyecto.

4. Establecer objetivos de impacto e indicadores

“Un objetivo sin un plan, es solamente un deseo”. – Antoine de Saint-Exupéry

Teniendo un análisis de las estadísticas por cada problema, podemos establecer una línea de base o punto de partida. Por ejemplo, si el nivel de deserción escolar en una comunidad es del 10%, sabremos que si logramos que ese porcentaje se reduzca, ya habremos ganado.

De esta forma podemos planear el proyecto a mediano y largo plazo al establecer los objetivos de impacto, es decir, saber qué queremos lograr. Aquí vuelvo al punto de que “menos es más”: queremos que nuestro proyecto ayude a reducir o, en el mejor de los casos, erradicar una problemática, así que cualquier avance, por pequeño que sea, es relevante.

Con los objetivos establecidos podremos definir los indicadores (dato o conjuntos de datos que nos permitirán saber si estamos logrando o no la meta planteada) y hacer los formatos (cuestionarios, encuestas, entrevistas, software especializado) a través de los cuales recolectaremos dichos datos.

5. Medir, medir, medir… y comunicar

“Lo que se mide, mejora”. – Peter Drucker

Para comenzar el proceso de medición es importante saber el perfil de las personas (beneficiarios del proyecto/programa) a quienes aplicaremos los formatos, porque muchas veces realizamos cuestionarios o encuestas que son inentendibles o difíciles para ellos. Asimismo, dependiendo del tipo de formatos, tenemos que definir si deben ser aplicados por alguien del equipo o podemos entregarlos a los beneficiarios para que los respondan por mano propia.

Una vez que se tienen los datos recolectados, los analizamos y así tendremos los resultados de impacto social generado en las comunidades, los cuales podremos comunicar y así complementar los resultados de alcance.

La medición de impacto social se hace una vez que el proyecto/programa se implementó, por lo que es un proceso que mostrará resultados a mediano o largo plazo; los cuales se compararán con la línea base que establecimos en el punto anterior.

Caso de éxito:

Iluméxico es un ejemplo de empresa social que ha aplicado estos puntos y que ha tenido éxito gracias a eso.

Recuerda que establecer un proyecto desde cero y lograr generar impacto social es un proceso que implica ser paciente, pero, sobre todo, tener mucha perseverancia. En Axius trabajamos de la mano con nuestros socios estratégicos para que lleven este proceso de la mejor manera y logren complementar la medición de alcance en proyectos o programas sociales, incluyendo una medición de impacto social.

Si aún tienes dudas acerca de este proceso o tienes un proyecto/programa y quieres medir su impacto social, podemos ayudarte.

Fernanda Orozco
Consultora 


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